¿Por qué y para qué
soy maestra de meditación?
Todas somos maestras* (y maestros). Cada una de nosotras enseñamos algo a alguien más.
Tú eres maestra de las cosas que están más presentes en tu vida. Eres maestra de lo que hablas, de aquello en donde pones tu tiempo, tu atención y tu energía.
Si el tema te gusta, qué maravilla. Enseñarás con más consciencia, porque seguro investigas, lees, buscas, preguntas, aprendes cada día un poquito más… luego tomas la información, la analizas, la cuestionas, la aplicas en tu vida, la re-piensas, y, cuando hay oportunidad, le hablas a alguien más sobre eso... y le enseñas un montón de ideas y de cosas que tú ya procesaste y probaste.
Queremos compartir lo que nos parece especial, valioso o útil.
Porque si a nosotras nos hace bien, posiblemente para los demás también sea una buena herramienta.
Además, esa información, eso que llena tu día, pasa a formar parte de tu estilo de vida, va penetrando en ti, de alguna manera empieza a estar en tu esencia. Empiezas a “oler” a eso.
Y no me refiero únicamente a alguna disciplina o materia. Sino a TODO a lo que le dedicas tus pensamientos, reflexiones, análisis, emociones y palabras.
Somos maestras de la forma en que vemos la vida y las cosas. Al hablar, al actuar, estamos siempre comunicando nuestra manera de vivir. Algo que las demás personas reciben y les causa algún impacto, bueno o malo.
Algo que les generará una emoción, que les dejará pensando o que incluso les hará tomar alguna acción en su vida.
Así que te invito a que te preguntes:
¿Tú de qué eres maestra y de qué te gustaría serlo?
Porque podemos elegir.
Y yo hace poco elegí ser maestra de meditación.
Porque quiero compartir contigo algo que a mi me ha cambiado la vida y me ha abierto los ojos a muchas cosas.
Algo de lo que me encanta investigar y de lo que aprendo cada día un poquito más.
Algo que me hace bien y que creo que a ti también te puede hacer bien.
El trabajo es en gran parte tuyo, yo simplemente te guiaré e iremos introduciendo prácticas y técnicas poco a poco, para que descubras cómo funcionan en ti.
Si te animas a probar, estaré encantada y agradecida de que también tú seas una maestra para mi.
